domingo, 16 de febrero de 2014

QUERIDAS PRINCESAS

Propicios días,

Ayer por la tarde estuve rodeada de juventud, de inocencia, de alegría, de ganas de jugar, ... en definitiva, de vida! Un grupo de 10 niñas me enseñó que hay sentimientos y maneras que nunca deberíamos ni perder, ni olvidar. Os acordáis de aquello de "no olvides al niño que llevas dentro"? Pues eso. Ayer me moví entre Peter Pan y Wendy. Que fantasía más fantástica! De verdad! 

Y no sé por qué, me acordé de una situación muy graciosa que me ocurrió hace algunos años. No demasiados!!! :) Bueno, sí... unos cuántos (dejémoslo así!). 

Por cuestiones laborales me tuve que desplazar hasta Tel Aviv ha construir y gestionar una fábrica. Había tomado clases de hebreo (difícil muy difícil a pesar de tener a un  profesor de excepción), profesionalmente estaba más que preparada y tenía toda mi estancia perfectamente y minuciosamente controlada. Hasta aquí... y sobre el papel, todo perfecto! A que sí! 

Bueno pues maletas en carrito, maletín en mano, bolso en la otra mano y pasaporte entre los dientes empecé un periplo de viaje instructivo y duro pero gratificante. 

Al llegar al aeropuerto de Tel Aviv había un gracioso y rollizo señor con una preciosa y pulcra barba que era lo más parecido que he conocido a Papa Noel, llevando un cartel con mi nombre pero en donde no se especificaba si yo era señor o señora. Me dirigí hacia él, le salude en hebreo (imaginaros la ilusión que me hacía poder "fardar" de lengua) y, mientras dejaba en el suelo todos mis artilugios de viaje, le intentaba estrechar la mano. Superada la primera fase, nos quedamos de pie y en silencio mientras nos sonreíamos. Poneros por un momento en esa situación! 

Empezamos a hablar del tiempo, de la situación en Israel (estaban en plena Intifada), de la situación en Europa... Cuando habíamos repasado todo el historial del mundo mundial, me atreví a preguntarle:

- "¿Estamos esperando a alguien más?"

Con cara de "es obvio", me contestó:

- " A su jefe"

En ese momento, me quise morir! Yo era el jefe... 

Queridas princesas... El que detrás de un hombre siempre hay una gran mujer suele quedar en el olvido pero el de que detrás de una mujer siempre hay un hombre, es algo que se cree obvio. 

No deberíamos olvidar que las princesas no necesitan esperar a que los príncipes les salven sino que deben trabajar para compartir con ellos la salvación. 

Y, como no... el pastel para la pequeña princesa del cumpleaños.


Recordad : sed felices, por favor!

Como siempre... gracias por estar aquí!

Chorros de besos



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