Ya sabéis que no escribo recetas porque la red está llena de ellas. Pero sí escribo sobre la historia personal de cada pequeña y/o gran obra que realizo.
Imaginaros la sensación que os voy a contar ahora.
Un matrimonio amigo me cede un expositor para vender los cupcakes que hago para ocasiones especiales. Me vienen a buscar a casa, ideamos y preparamos la ubicación en donde los vamos a presentar y desayunamos y nos ponemos al día de nuestras cosas. Parece algo normal pero, para mí, estos momentos son siempre especiales.
Ese fin de semana, como usual, preparé los cupcakes especiales, me vinieron a buscar, fuimos a su local, ideamos y preparamos su ubicación, (ponlos ahí que se vean bien) y nos sentamos a desayunar.
Nos pusimos al día de nuestras cosas: ideas, proyectos, situaciones familiares,... de esas cosas de las que hablan los amigos de verdad mientras los cupcakes se iban vendiendo hasta que no quedó ni uno.
Hasta aquí todo maravilloso e idílico! No es cierto? Pues mi amigo el Sr. Edward Aloysius Murphy (para mí, a estas alturas de mi vida y teniendo en cuenta que forma parte de ella desde hace mucho, mucho y que siempre aparece en los momentos menos oportunos para mí, claro), lo llamaré Eddy.
Pues bien, como no, Eddy hizo su aparición. Cuando nos íbamos, mi amigo dijo:
- "Un momento que coja un brazo de gitano! De que lo prefieres nata o chocolate?"
Miré a mi amiga con ojos de "Eddy acaba de aparecer" y, con mucho tacto y cariño, me dijo:
- "Es su cumpleaños"
Como odio a Eddy! Os podéis hacer una idea de cómo me sentí? Sí... podéis decirlo en voz alta y clara: fatal!
Pero Eddy no puede conmigo y creo que, justamente por eso, aparece de manera tan habitual en mi vida. Llegué a casa y ¡manos a la obra!.
Aquí tenéis la tarta que le preparé y que consiguió que me reconciliara conmigo misma... y consiguiera darles una sorpresa a mis amigos.
Quedó así... un maravilloso bizcocho de chocolate negro con buttercream de trufa y ganaché de chocolate recubierto de fondant. Mmmm!!! Rico, rico,... según me dijeron.
Sed felices! Yo lo intento cada día.
Como siempre... gracias por estar aquí!
Chorros de besos.